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Clara gimió ante lo fuerte que su cintura fue agarrada por Dixon mientras tanto él como su hermano se ponían bastante sobreprotectores y agresivos con el lobo que acababa de entrar a la habitación sin pedir permiso. Error terrible dado que ella estaba a punto de entrar en celo y eso ponía a sus parejas muy sensibles.
Y Will notó que también había cometido un error. Pudo oler en el ambiente el olor de las feromonas de los dos lobos, pero sobre todo las de la loba que sobresalían por encima y hasta lo incitaban. Era una hembra casi rayando en su celo. Sin embargo, retrocedió. Nunca había visto los ojos de los lobos tan dorados como ahora. Eran dos machos protegiendo lo suyo. Por instinto lo veían como una amenaza.
-Alfa
Este le gruñó y respondió con los dientes apretados.
-¿Qué quieres?
El lobo tragó en seco. Un temblor invadió su cuerpo y comenzó a sudar. Ya entendía porque era el alfa.
-Alfa, tenemos avistamiento de salvajes declaró bajando la cabeza – Están muy cerca.
Dixon frunció el ceño.
-¿Están en los límites de la manada?- era donde siempre solían agruparse.
Will asintió.
-Parece que buscan algo. Están dando vueltas constantemente y por lo que me avisaron parece que tienen la intención de entrar. Puede ser peligroso. No sabemos su cambio de comportamiento.
Dixon supo que tenía que intervenir. Algo no estaba bien. Giró la cabeza mirando a su hermano y ambos miraron a la loba que estaba acurrucada contra el cuerpo del alfa, el rostro de ella en la curva de su cuello con los ojos cerrados. Ella temblaba ligeramente,
-Encárgate de ella. Yo iré a ver- a pesar del tono autoritario de Dixon, el otro gemelo no protestó y agarró a la loba entre sus brazos. Clara gimió abrazándose a él. Dixon se levantó y pasó por al lado de Will.
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