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El CEO se Entera de Mis Mentiras novel Chapter 195

Capítulo 195

Camila, mirando a Raquel con una sonrisa juguetona, le guiñó un ojo y dijo: -Raquelita, esta vez tu esposo se comportó muy bien.

Nahia, sorprendida, miró a Raquel y exclamó: -¿Raquelita, el presidente Alberto es tu esposo? ¿De verdad eres la señora Díaz?

Camila asintió. -¡Nuestra Raquelita es la señora Díaz!

Nahia, incrédula, tomó a Raquel de los brazos y, con una mirada llena de envidia, le dijo: Raquelita, de verdad que eres muy afortunada.

Raquel sonrió con una expresión que dejaba mucho que desear. No sabía qué era eso de ser

feliz.

Raquel se tumbó en la cama, sacó su teléfono y abrió el WhatsApp de su esposo.

Tras un momento de duda, decidió enviarle un mensaje. —Gracias.

Solo esas dos palabras. Un simple gracias.

Ding.

El mensaje de vuelta llegó enseguida.

Alberto respondió de manera igualmente breve: -¿Qué esperas que te agradezca?

Raquel, con los dedos delicadamente doblados, no respondió. Puso el teléfono bajo la almohada y cerró los ojos.

Al día siguiente.

Nahia llegó a Grupo Díaz. La sede de Grupo Díaz estaba ubicada en la zona más exclusiva de Solarena, con un rascacielos imponente que representaba el mejor símbolo del poder, el dinero. y la influencia, un verdadero espectáculo.

Nahia entró y se dirigió a la recepción: -Hola, quiero ver al presidente Alberto.

La recepcionista, educadamente, le preguntó: -¿Tiene cita?

-No, pero el presidente Alberto me conoce.

-Lo siento, sin cita no puedo permitirle verlo.

Nahia, decepcionada, se dio la vuelta para marcharse.

Capítulo 195

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Pero en ese momento, un grupo de personas se acercaba, y Alberto, con una placa azul colgada del cuello, caminaba acompañado de altos ejecutivos.

Alberto llevaba un documento en las manos y parecía estar hablando con ellos.

Nahia, al ver la oportunidad, iluminada por la sorpresa, corrió hacia él. -¡Presidente Alberto, hola!

Alberto se detuvo y la miró, sin reconocerla. -¿Y quién eres?

Alberto no tenía la menor idea de quién era.

-Presidente Alberto, soy compañera de Raquel, gracias por salvarnos anoche, tanto a Raquelita como a .

Alberto frunció ligeramente el ceño, empezando a recordar vagamente.

Nahia había venido especialmente arreglada, con un vestido bonito, sus piernas perfectamente juntas, mostrando una apariencia dulce y casi inocente. -Presidente Alberto, gracias por salvarme a y a Raquelita, este es un regalo para usted.

Nahia, con una sonrisa, extendió una bolsa de mano hacia él.

Alberto, de figura alta y elegante, permaneció en pie, mirando con una expresión neutral. —¿ Te envió Raquel?

-No, vengo por mi cuenta. Raquelita se fue temprano al hospital a acompañar a Ramón

Nahia dijo esto con una expresión inocente, casi ingenua.

Alberto se detuvo por un momento.

-Presidente Alberto, esto lo bordé yo misma

Con voz cortante, Alberto dijo: -No hace falta que sigas viniendo.

Dicho esto, se dio la vuelta y se alejó.

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