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El CEO se Entera de Mis Mentiras novel Chapter 241

Capítulo 241

Alberto no dijo una sola palabra; Nahia no lograba entender qué pensaba ese hombre, ni sabía qué pasaba por su mente.

-¡Presidente Alberto! Esa noche fui yo, te entregué mi primera vez

Antes de que pudiera terminar, Alberto ya había pisado el acelerador, y el lujoso automóvil comenzó a alejarse a gran velocidad.

-¡Presidente Alberto!

Nahia permaneció allí, insegura, aterrada de que Alberto descubriera la verdad.

En ese momento, dos guardaespaldas vestidos de negro se acercaron de repente, la tomaron por la fuerza y comenzaron a arrastrarla.

Nahia gritó aterrada, -¿Quiénes son ustedes? ¡Déjenme ir!

-¡Entra! ¡Nuestra señorita Ana quiere verte!

Los dos guardaespaldas, con rudeza, la empujaron hacia una furgoneta de lujo.

Nahia levantó la mirada y vio a Ana, quien la observaba con una expresión fría en su rostro delicado.

El corazón de Nahia se hundió. Había oído hablar de Ana. En Solarena, todos sabían que Ana era la consentida de Alberto.

Raquel era simplemente una señora Díaz que no gozaba de su favor, Nahia no temía a Raquel.

Pero le tenía miedo a Ana.

-Señorita Ana, hola.

Ana la miró de arriba abajo, -¿Eres la mujer con la que Alberto pasó esa noche de pasión? He oído que últimamente Alberto ha invertido mucho en ti, te ha convertido en una gran estrella.

-Yo

Ana soltó una risita despectiva, -Ahora, seguro tienes a muchos hombres interesados en ti, te encanta acostarte con ellos, ¿verdad? Pues podría venderte al barrio rojo para que atiendas clientes. ¿Qué opinas?

Nahia tembló, aterrada, —No, señorita Ana

Ana miraba a Nahia como si fuera una hormiga. No se había imaginado que la medicina que le había dado a Alberto aquel día surtiera efecto, y mucho menos que esa mujer tan baja y

Capitulo 241

despreciable hubiera logrado conseguirlo.

Solo de pensar que esa mujer había estado en la cama de Alberto, le provocaba un odio irracional. Quería hacerla desaparecer.

Ana hizo un gesto con la mano hacia los guardaespaldas, Llévensela.

-Sí, señorita.

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Los guardaespaldas se acercaron rápidamente para agarrar a Nahia.

Nahia comprendió que se encontraba ante una mujer despiadada. El terror la dejó pálida. De inmediato, se arrodilló ante Ana, —¡Señorita Ana, se ha equivocado! La mujer que estuvo con el presidente Alberto esa noche no fui yo, ¡fue Raquel!

Ana se quedó rígida, —¿Qué dijiste?

–Señorita Ana, solo estaba haciéndome pasar por Raquel. En realidad, la mujer con la que pasó la noche esa vez fue Raquel, Raquel le entregó su primera vez al presidente Alberto.

Ana respiró agitadamente, su rostro lleno de incredulidad. ¿Fue Raquel?

¿Raquel había estado en la cama de Alberto? ¿Se había acostado con él?

No podía serRaquel había tomado la pastilla anticonceptiva, pero no por Ramón, sino por

Alberto.

¿Cómo había sucedido esto?

¿Por qué fue Raquel?

La envidia que consumía a Ana empezó a nublar su razonamiento. Se llevó una mano al pecho, sintiendo un dolor punzante en su corazón.

En ese momento, María entró en la habitación, -Anita, ¿estás bien?

Mamá, ¿lo oíste? ¡Fue Raquel!

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