Capítulo 273
El rostro de Alberto se suavizó un poco.
—Me gusta mucho este bolso, y para expresar mi agradecimiento, invitaré a Ana a mi casa mañana.
Camila sugirió que Ana fuera mañana a la casa de la familia Guerrero.
Alberto asintió.–Está bien.
Alberto se fue, y rápidamente Raquel regresó. -Camila, ¿te has estado preocupando?
Camila sonrió y tomó la mano de Raquel. -Justo iba a ir a buscarte.
—Camila, vamosnos ya, tengo hambre. Vamos a comer algo fuera.
–Está bien, por la plata no te preocupes, yo pago.
Raquel rápidamente detuvo a Camila y sacó de su bolso una tarjeta negra dorada. —No te adelantes, hoy yo invito. Esta tarjeta me la dio Alberto cuando nos divorciamos. A partir de ahora, usaré su tarjeta y él será quien pague.
Los ojos de Camila brillaron. —¡Raquelita, esa es la actitud carajo! Esta es la compensación que el presidente Alberto te dio, si no la usas, se la dejarás a Ana para que la gaste.
Raquel miró la tarjeta negra dorada en sus manos. —¿Cuánto crees que se puede gastar con esta tarjeta?
Camila pensó un momento.–No tengo idea, pero ¿qué tal si mañana vamos a comprar una villa?
Raquel la miró y guiñó un ojo travieso. -¿Te estás burlando del presidente Alberto? ¡Mañana vamos a la NASA y nos compramos un portaaviones!
Alberto transmitió el mensaje de Camila a Ana, quien, junto con Elena, mostró una cara de
sorpresa.
Elena, emocionada, dijo: -¡Anita, qué bien! Sofía le encantó el bolso que le diste, Sofía aceptó ser tu amiga y además te invitó a su casa mañana, ja la casa de los Guerrero!
Ana no podía creer que todo fuera tán fácil. Había logrado ganarse a Sofía, la pequeña consentida de los señores Guerrero.
Parece que el reconocimiento y apoyo de la familia Guerrero para ella estaban a la vuelta de la esquina.
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Ana estaba muy satisfecha. No era en vano todo el esfuerzo que ella y Elena habían puesto en conquistar a Sofía.
Alberto fue llamado por Carlos, y Ana miró a Elena.–Elena, mañana ven conmigo a la casa de
la familia Guerrero.
-¿Puedo ir, Anita?
En realidad, Elena era hija de los tios de la familia Díaz, no una miembro principal, así que nunca había tenido contacto con la familia Guerrero.
-Por supuesto, en ese momento, tú, Sofía y yo seremos las mejores amigas. Las tres jugaremos juntas en el círculo.
Elena estaba sumamente extasiada. —¡Buenisimol!
Mientras las dos estaban felices, vieron a Raquel y Camila. Raquel ya había pagado y se estaba yendo con Camila.
-¿No es esa la fea de Camila? ¿Raquel sigue con esa fea?—Ana dijo con desprecio.
Elena también mostró una expresión de desdén. —Anita, Raquel no eres tú. Tú puedes hacerte amiga de la pequeña consentida de la familia Guerrero, Sofía, pero Raquel, con su nivel, solo puede hacer amistad con esa fea de Camila.
Ana se tapó la boca y rió.–Tienen su propio estilo.
En ese momento, Elena recordó algo. —Anita, si ya vas a casarte con Alberto, deberías pedirle que te entregue su tarjeta secundaria.
¿La tarjeta secundaria de Alberto?
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