Capítulo 354
¿Seguimiento?
Raquel sonrió mostrando sus labios rojos. -Ana, ser tan autoengañada también es una enfermedad. Este es un hospital, apúrate a entrar y tratarte.
-Ana, no puedo creer que seas tan casual. Siempre que vamos a algún lado, te encontramos. Sigues obsesionada con Alberto, por eso nos sigues.
Rosa inmediatamente intervino: —Raquel, ya te divorciaste de Alberto, él ya no te quiere. No seas tan descarada y deja de seguirnos.
María miraba a Raquel. La identidad de Raquel como una chica prodigio realmente la sorprendía, pero, ¿y qué si lo era?
María sonrió: -Raquelita, no me esperaba que fueras una chica prodigio, pero después de graduarte, ¿cómo es que no tenías ni un trabajo? Directamente te casaste con Alberto y te convertiste en ama de casa. Ahora que Alberto se divorció de ti, quedaste completamente desamparada. Ya basta de seguir a Alberto y a Anita, mejor consigue un trabajo y empieza a trabajar, La independencia económica es muy importante para las mujeres.
Raquel se quedó sin palabras. En ese momento, su nuevo auto llegó. -Chicos, solo estoy aquí esperando el carro, no puedo quedarme a platicar con ustedes. Tengo que subirme al auto.
-¿Esperando el carro? ¿Un taxi? -Ana rió. -Raquel, fuera del hospital es muy difícil conseguir un taxi.
Antes, Raquel siempre tomaba un taxi, así que no era extraño que Ana pensara eso.
Rosa miró a Raquel con desdén: –Raquel, realmente te menosprecio. Mira a tus compañeros de universidad, ¿quién no tiene casa ni carro? Todos han prosperado, y tú todavía te desplazabas en taxi. Realmente has hecho que la identidad de chica prodigio pierda todo su sentido.
María agarró a Rosa: -Rosita, ya basta, no sigas. Raquelita en realidad da algo de pena.
Raquel vio que su nuevo auto ya se había detenido, y el conductor comenzó a caminar hacia ella.
Raquel dio dos pasos adelante, cruzó a Rosa y a María, y se acercó directamente a Ana. Le guiñó un ojo con coquetería: -Ana, tienes razón, aquí es realmente muy difícil conseguir un taxi.
Ana sonrió con arrogancia.
Raquel giró la cabeza hacia el carro de lujo Rolls–Royce donde estaba Alberto: -Alberto, ¿por qué no me das un aventón?
Capítulo 354
Ana cambió de expresión inmediatamente: -¡No puede ser!
Raquel miró a Ana: -¿No puede ser? Entonces, ¿por qué hablas tanto aquí?
¡Ana se quedó sin palabras!
Alberto observaba a Raquel. Ya habían pasado dos días desde su regreso, y no se habían vuelto a poner en contacto. Hoy, el largo cabello negro y puro de Raquel caía suelto, y su rostro pálido como la nieve y hermoso se mantenía firme.
Alberto levantó ligeramente los labios: -Aquí realmente es difícil conseguir un taxi…
Antes de que pudiera terminar la frase, el conductor se acercó y le dijo a Raquel: –Señorita Raquel, hola, ya le traje su nuevo carro. Lo probé antes y todo funcionaba perfectamente. Ya puede conducirlo.
Raquel asintió: -Gracias.
El conductor se estaba yendo.
-¿Nuevo carro? -Ana se quedó atónita, algo confundida. -Raquel, ¿compraste un carro?
Rosa y María también estaban desconcertadas. ¿Cuándo había comprado Raquel un carro
nuevo?
Raquel sacó la llave del carro de su bolso, y un sonido de “ding” se oyó.
Ana levantó la vista y vio el carro de lujo estacionado al borde de la carretera. Respiró profundamente, ya que se trataba de un Rolls–Royce.
Era el mismo Rolls–Royce de Alberto, pero el de Raquel tenía el techo estrellado, un detalle más adecuado para una mujer.
-Raquel, ¿compraste un Rolls–Royce? ¿De dónde sacaste el dinero? -preguntó Rosa,
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