Capítulo 415
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Héctor se detuvo.
Camila, parpadeando con sus hermosos ojos, lo miró y preguntó. -Héctor, ¿soy tu novia ahora?
Héctor se tensó.
Camila continuó.
—
mi novio?
Solo las parejas que están enamoradas hacen esto, ¿soy tu novia ahora y tú
Como si un balde de agua fría se hubiera derramado sobre su cabeza, apagando todo su deseo, Héctor lentamente soltó a Camila intentando ponerse en pie.
Pero Camila, abrazando su cuello, lo atrajo de nuevo hacia ella y frunció los labios. —¿Qué quieres decir? Si no deseas salir conmigo, ¿por qué me besaste? ¿No quieres asumir la responsabilidad?
Héctor tragó saliva, intentando deshacerse del dulce y suave aroma que emanaba de ella. —Lo siento dijo en forma de disculpa.
Él se disculpó.
Camila se sintió furiosa, él claramente no quería salir con ella.
Camila le preguntó. -¿No te gusto?
Héctor no encontró palabras.
Camila acercó su pequeña cara de huevo de ganso frente a sus ojos, sus brillantes ojos coquetos y suaves la hacían ver aún más delicada al preguntar. -¿Por qué no te gusto, no soy lo suficientemente bonita, no soy lo suficientemente gentil, no soy lo suficientemente obediente? Dime, a ver si puedo cambiar.
Héctor intentó quitar la mano que ella había colocado alrededor de su cuello.
Sin embargo, Camila continuó aferrándose a él. -Héctor, me gustas.
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Ella era radiante y ardiente, insistiendo audazmente en estar con él.
El deseo de Héctor que se había apagado parecía reavivarse, cuando de repente la luz del exterior se filtró, y la puerta del ascensor se abrió.
El ascensor había tenido una avería antes, y ahora el técnico especializado en ascensores había llegado para abrir la puerta.
–
Pueden salir ahora -dijo el técnico amablemente.
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Camila rápidamente retiró su mano, soltando a Héctor.
Héctor se giró para salir.
Pero su palma se suavizó, resultó que Camila había extendido su mano pequeña, agarrando su mano grande.
Camila tomó su mano.
Héctor se detuvo por un momento.
El técnico del ascensor los vio y preguntó sonriendo. -¿Son pareja, verdad? Se ven muy dulces.
Camila respondió de inmediato. —¡Sí, él es mi novio!
Salieron del hotel, Héctor tomó un taxi y Camila también subió.
Héctor la miró y preguntó. -Voy a casa, ¿por qué te subes?
Camila contestó. -Voy contigo a casa. Dijiste que estabas afectado por un afrodisíaco, puedo ayudarte.
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