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El CEO se Entera de Mis Mentiras novel Chapter 459

Capítulo 459

Raquel respondió con sarcasmo.

Alberto arrancó el lujoso automóvil, que se deslizaba con suavidad por la carretera. Sus manos, firmes, sujetaban el volante sin desviar la mirada, mientras fruncía ligeramente los labios. —¿ Cómo podría saber que no harías algo así? Hay demasiadas mujeres que desean robar mi ADN para tener mis hijos; no me puedo confiar tampoco de ti.

Él era un tipo arrogante.

Sin embargo, Alberto tenía el capital suficiente para serlo.

Raquel, embarazada y con frío no deseaba resfriarse; por ello, no le quedaba más remedio que abrigarse con su chaqueta negra.

La chaqueta, amplia y grande, envolvió su delicado cuerpo. -Alberto, tu ADN es bueno, ¿pero acaso el mío no lo es? Tal vez otras quisieran robarte el ADN, pero yo definitivamente no lo haría.

Alberto se conmovió internamente; era innegable que sus genes eran excepcionales. Una joven prodigio de la Universidad de Harvard y ahora la renombrada La Invencibleen medicina, sus genes también eran impresionantemente fuertes.

De repente, Alberto comenzó a reflexionar: ¿cómo sería si tuvieran un hijo juntos?

No obstante, este pensamiento fue fugaz y no lo profundizó.

-Lo sabremos todo cuando lleguemos al hospital.

Al parecer estaba decidido a llevarla al hospital para una prueba de embarazo y ella no tenía opción, así que Raquel simplemente dejó de resistirse y dejó que la llevara.

Media hora después, el Rolls Royce se detuvo frente al hospital Tienda de las Hierbas Celestiales. Raquel miró alrededor, sorprendida de que Alberto la haya llevado justo allí

para

el

examen.

-Entró.

-Alberto, ¿por qué me trajiste a la Tienda de las Hierbas Celestiales?

Alberto levantó con firmeza una ceja. —Conozco al director de Tienda de las Hierbas Celestiales. No confío en otros hospitales porque eres La Invencibley podrías falsificar los resultados.

Alberto era un hombre de pensamientos profundos; lo había considerado todo.

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Pero se encontró con Raquel.

Raquel soltó un Oh. -¿Y no temes que lo pueda falsificar aquí también?

-La Tienda de las Hierbas Celestiales, como una gran empresa pública que abarca los sectores de salud, farmacéuticos y de equipos médicos, está fuera de tu alcance para poder manipularla. El principal inversor detrás de Tienda de las Hierbas Celestiales es tan rico como yo.

Raquel sonrió con los labios pintados de rojo. —Alberto, ¿acaso conoces al gran jefe detrás de Tienda de las Hierbas Celestiales?

Alberto recordó al instante de nuevo aquella figura imponente y magnífica que había visto en la calle financiera de Vesperia, relajada pero deslumbrante, siendo inolvidable a simple vista.

-Solo nos hemos visto una vez.

¿Solo se han visto una vez?

Raquel no recordaba haberlo encontrado. -¿Dónde se vieron?

Alberto respondió, -Exactamente, en la calle financiera de Vesperia, cuando la Tienda de las Hierbas Celestiales salió al mercado; ella tocó la campana a medianoche. Yo vi su espalda, pero ella no me vio a .

Así

que era eso, no era de extrañar que Raquel no tuviera ningún recuerdo de eso; resulta que él también estaba allí el día que Tienda de las Hierbas Celestiales salió al mercado.

El destino en verdad era tan maravilloso.

Raquel dió un paso hacia adelante, su pequeña cara del tamaño de una palma se acercó de repente a sus ojos. -Alberto, ¿no será que te has enamorado de la patrona detrás de la Tienda de las Hierbas Celestiales?

Alberto se sobresaltó enseguida. —¿Qué estás diciendo?

-¿Por qué, después de tantos años, todavía no has podido olvidar su silueta? Es cierto, no había muchas mujeres en el mundo de los negocios que pudieran igualar al jefe Alberto. Alberto miró a Raquel frente a él; ella estaba bromeando, jugando con él, pero la Raquel de ahora, vibrante y encantadora, con sus ojos claros reflejando miles de luces, coincidía misteriosamente con la hermosa figura de la gran jefa de Tienda de las Hierbas Celestiales de aquel entonces.

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