Capítulo 465
Raquel regresó a su apartamento, en ese momento su celular sonó, había una llamada.
Era Luis quien llamaba.
Raquel presionó ansiosa el botón para contestar, Luis, buenas.
-Luis, ¿cómo dormiste en casa del jefe Alberto anoche?– bromeó con dulzura Luis.
Raquel hizo cara de pocos amigos, -Luis, ¿cómo que dormí en casa de Alberto?
–Anoche, el jefe Alberto te llevó en brazos, directo a su casa, intenté tomar tu mano para llevarte conmigo, pero él no quiso entregarte, y la verdad no podía competir con él.
Raquel guardó silencio por unos segundos.
Parece que anoche se quedó dormida en el auto de Alberto, por eso él la llevó en brazos.
Pero, ¿por qué la llevó a su apartamento?
-Raquelita, ¿hay algo nuevo entre tú y el jefe Alberto?
-No, ya estamos divorciados, te prometo esto no volverá a suceder.
Ella y Alberto ya estaban divorciados, y en el futuro ella mantendría su distancia.
-Listo, entonces nos vemos esta noche en el Hotel Bruma del Alba, cenaremos con el director Zarn, te fuiste de repente anoche a la Tienda de las Hierbas Celestiales y asustaste al director
Zarn.
Raquel contestó, -sí está bien, nos vemos entonces esta noche.
En el Grupo Díaz.
En la oficina del gerente, Alberto estaba sentado en la silla de oficina, mientras Francisco estaba de pie a su lado informando, -jefe Alberto, ya mandé a alguien a investigar, pero aquella cueva de aquel entonces era bastante oculta, así que no se encontró ninguna pista al respecto. Tendríamos que empezar por ellas para saber quién en verdad te salvó, si fue la señorita Raquel o señorita Ana.
Alberto no mostró ninguna sorpresa por esto, si hubiera algo que encontrar, lo habría encontrado hace años, y era precisamente por ese detalle que él nunca dudó de las palabras de
Ana.
Nunca había dudado de Ana.
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Pero ahora, él empezaba a dudar.
Alberto se levantó, se paró frente a la ventana del suelo al techo, llama a Ana, la invitaré a cenar esta noche en el Hotel Bruma del Alba.,
Francisco, sí, jefe Alberto, la señorita Ana ha hecho muchas llamadas estos últimos días, si se entera de que vas a cenar con ella esta noche, seguro estará muy feliz.
Alberto con una mirada profunda, habló con un tono sombrío, aún no la alertes, quiero ver quién está mintiendo. ¡Quien se haya atrevido a engañarme, se arrepentirá!
Francisco contestó, -jefe Alberto, ¿en tu corazón esperas que la joven de aquel entonces fuera la señorita Raquel o la señorita Ana?
Alberto se conmovió por estas palabras, ¿a quién esperaba él?
En realidad no lo sabía.
¡Ahora solo quería descubrir la verdad cuanto antes!
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