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El CEO se Entera de Mis Mentiras novel Chapter 467

Capítulo 467

-Alberto, escúchame con atención.- Ana aún quería defenderse.

Alberto la miró en absoluto silencio, -Ana, ahora no quiero escuchar nada, solo quiero saber

dónde está aquella joya.

Dicho esto, Alberto solo dibujó una sonrisa siniestra con sus delgados labios, -Ana, ¿no me estarás engañando, verdad?

Ana de repente se quedó rígida, —¿Engañarte con qué?

-Aquella muchachita que me salvó en ese tiempo no eras , era otra persona, ¿has estado engañándome todo este tiempo, asumiendo una identidad falsa?

Ahora Alberto la observaba con una mirada profunda y desdeñosa, ese tipo de escrutinio tranquilo y superior hacía que Ana sintiera un intenso hormigueo en su cuerpo, Alberto nunca la había mirado de esa manera.

¿Habría descubierto algo?

¿Descubrió que ella lo engañaba?

En el apuesto Alberto no había rastro alguno de emoción, esto hacía que Ana se sintiera aún más inquieta, ella no tenía idea de cuánto sabía Alberto.

Ana no podría confesar, porque eso comprometería toda su gloria y riqueza, -Alberto, no entiendo de qué hablas, ¿por qué piensas eso en estos momentos?

Dijo Ana, aparentando ser la víctima en todo esto, -la persona que te salvó en la cueva aquel año fui yo, dijiste que siempre me llevarías contigo, que te harías responsable de , ¿acaso lo has olvidado?

Alberto respondió con firmeza. -Si fueras , no podría ser mejor, Ana, he invertido más de una década en ti, si no eres , deberías saber a la perfección cuáles son las consecuencias de engañarme.

Francisco le preguntó quién deseaba en su corazón que fuera la chica de aquel año.

Él en realidad no lo sabía.

Solo se sentía demasiado ansioso.

Porque había invertido más de una década en Ana, esta había sido una enorme inversión.

Si no fuera Ana, qué estúpido había sido.

Además, si la muchacha de aquel año fuera Raquelni siquiera se atrevía a pensar, porque no

Capítulo 467

sabía qué le hizo a Raquel.

Simplemente no se atrevía a pensar que aquella chica podría haber sido Raquel.

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Ana afirmó con seguridad, -Alberto, descuida, no te preocupes por eso no te voy a engañar.

-¿Dónde está la joya? Hoy quiero ver esa piedra verde, esa es la mejor prueba de tu identidad.

Ana sabía que hoy no podía esquivarlo más, por eso con sagacidad dijo, -Alberto, el colgante está conmigo.

Alberto replicó, -Entonces déjame verlo.

-Te lo puedo mostrar, pero es nuestro símbolo de amor, esta noche quiero ir a tu apartamento, allí te lo mostraré.- Ana dijo con timidez.

Alberto hizo cara de pocos amigos.

Ana preguntó, -Alberto, ¿acaso no quieres verlo?

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