Capítulo 469
Las pestañas de Raquel temblaron de rabia, ¿Alberto iba a llevar a Ana a casa esta noche, y dormirían juntos?
Ana sonrió despectiva, —Raquel, entonces Alberto y yo nos iremos primero, tú y el director Zarn pueden seguir charlando muy tranquilos.
Dicho esto, Ana miró con deseo hacia Alberto, -Alberto, vamos.
Alberto miró profundamente a Raquel, no dijo nada y se llevó a Ana.
Zarn observó sorprendido las figuras de ambos, -El jefe Alberto tiene un pésimo gusto, lástima se enamoró de Ana.
Raquel sonrió, no dijo nada al respecto, estas cosas del corazón, ¿quién podía explicarlas? Ana podía ser tonta, pero Alberto la amaba, eso justo demostraba que lo de Alberto por Ana era
amor verdadero.
Zarn continuó diciendo, y el día que Ana descubra tu identidad, sepa que eres la gran jefe de la Tienda de las Hierbas Celestiales, la jefe de la mayor empresa médica cotizada del país, tal
vez se quedará estupefacta.
No era difícil para Raquel imaginarlo, la expresión de Ana sería espectacular.
-Director Zarn, por hoy es suficiente, mi identidad debe permanecer en secreto por ahora.
-Así será.
-Me voy.
-Vaya con cuidado.
Raquel regresó a Villa del Lago, y por coincidencia, cuando llegó a la puerta de su apartamento, Alberto
y Ana también acababan justo de regresar, los tres se encontraron por casualidad de
nuevo.
Ana estaba radiante de alegría, muy orgullosa por cierto, –Raquel, ¿vas a estar sola esta
noche?
Raquel no dijo nada.
Ana continuó presumiendo, entonces, deberías desearnos a Alberto y a mí una buena noche.
Ana habló de manera muy insinuante, intentando provocar a Raquel.
Raquel no se enojó en lo absoluto, sino que sonrió y dijo con tranquilidad, —oh, qué
Capitulo 469
coincidencia, también dormí en el apartamento del jefe Alberto anoche.
¡¿Qué?!
–
El rostro de Ana cambió de forma drástica quedándose congelada en el lugar, Raquel, ¿ dormiste con Alberto anoche?
Raquel lo confirmó, -¿Cómo? ¿El jefe Alberto no te lo dijo? Anoche dormí en esa cama abrazada a él, si te molesta, entonces mejor no duermas en ella esta noche.
Ana se enfureció, -¡Pero que coños!
-Por cierto, casi lo olvido, claro que no te molestará, después de todo, te gusta recoger las sobras que dejo, te encanta usar lo que yo ya he usado.
Ana se enfureció demasiado, Raquel siempre era tan aguda y provocativa, avivando su ira.
Ana miró furiosa a Alberto, —¡Alberto, mira qué arrogante es Raquel!
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Alberto observó con detenimiento a Raquel, cuyos ojos claros coincidieron con su rostro apuesto, mirándolo abiertamente. -Jefe Alberto, usted debería hacerse chequeos regulares, ¿ no es así? Dormir con diferentes mujeres cada noche aumenta el riesgo de contraer
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