Capitulo 488
Capítulo 488
Francisco, al lado, preguntó: -Jefe, ¿qué le ocurre?
Alberto preocupado, habló con firmeza, no estoy seguro de qué me sucede, solo experimento una opresión en el pecho.
Alberto siempre había estado absorto en su trabajo; sin embargo, hoy no lograba por más que quisiera concentrarse en los documentos.
Sentía una opresión y dificultad para respirar; extendió un poco la mano y se sujetó con fuerza el corazón, como si incluso le doliera un poco.
Parecía que algo grave había ocurrido, algo que lo dejaba molesto y confundido.
-Jefe, ¿desea que llame a un médico para que lo revise?
Alberto lo negó, -no es necesario.
Tras unos segundos de completo silencio, Alberto preguntó: -¿Qué estará haciendo Raquel ahora?
Francisco respondió enseguida: —Jefe, ¿le gustaría ver a la señorita Raquel en este momento? Ella vive justo enfrente, ¿quiere que vaya y toque a su puerta?
Alberto guardó silencio por unos segundos, no respondió.
De pronto, se oyeron golpes en la puerta y la voz de Ana desde afuera: -Alberto, le he preparado un café.
Era Ana.
Alberto dijo: -Pasa.
Ana entró muy atenta llevando el café y lo coloco junto a la mano de Alberto: -Alberto, has estado trabajando durante mucho tiempo, toma este café, te lo acabo de preparar.
Alberto, sintiéndose cansado, tomó el café y dio un sorbo, pero pronto hizo mala cara.
Ana preguntó: -Alberto, ¿qué le ocurre?
Francisco, quien había seguido a Alberto durante muchos años, notó algo de inmediato: Jefe, ¿el café no es de su agrado?
Efectivamente, el café no era de su agrado.
–
Antes del divorcio, Raquel siempre preparaba el café, cuidaba con meticulosidad su vida, y muchos hábitos estaban profundamente arraigados.
Alberto dejó el café a un lado.
Capitulo 488
Ana apretó el puño con rabia, incapaz de superar a Raquel incluso preparando un simple café.
En ese momento, Francisco le preguntó: -Jefe, quiere que busque a la señorita Raquel?
Ana se sorprendió al oírlo. ¿Alberto iba a buscar a Raquel?
¡No puede ser!
Este era un instante crucial del plan, definitivamente no podían permitir que Alberto descubriera nada.
Ana se acercó a Alberto y dijo con delicadeza: -Alberto, ¿piensas buscar a Raquel? ¿Has olvidado que la última vez terminaron en malos terminos? Además, ahora ella está embarazada de Luis y te considera un enemigo. ¿Por qué pues buscar más problemas? Además ella no te tratará bien.
Alberto de pronto recordó las palabras frías que ella había dicho en su apartamento y el hech de que llevaba el hijo de Luis en su vientre, lo que hizo que sus labios se curvaran en una línea severamente sombría.
–
Ana se posicionó justo detrás de Alberto: mantengámonos alejados de Raquel, no entremos más en contacto con ella. Cuando termine de tratar mi enfermedad del corazón, nos
Comments
The readers' comments on the novel: El CEO se Entera de Mis Mentiras