Capítulo 494
Aquella sensación se había vuelto cada vez más intensa.
Quería sacar su celular, pero sus bolsillos estaban vacíos; de repente recordó que se le había olvidado el celular al traer a Ana al hospital.
No había traído su celular.
Alberto miró a Ana y le dijo con voz suave, Ana, deja que tu madre se quede aquí contigo, todavía tengo documentos urgentes que no he revisado, no te afanes volveré mañana por la mañana.
-¡No!-Ana se lanzó enojada hacia él, extendiendo sus brazos y abrazando la cintura de Alberto, ¡No quiero que mi madre se quede, quiero que tú te quedes conmigo!
Alberto extendió un poco la mano intentando empujar a Ana.
En ese momento, una voz resonó en la puerta, Desobediente!
Alberto giró al instante la cabeza; vio a doña Isabel en la puerta.
Alberto se sorprendió demasiado, nunca esperó ver a doña Isabel aquí, —abuela, ¿por qué has venido?
Ana y María también se sorprendieron demasiado, -doña Isabel.
Doña Isabel, de pie en la entrada, miraba a Alberto y Ana abrazados, enfurecida al extremo. Entró con rapidez, levantó el bastón que llevaba en la mano y comenzó a golpear furiosa a Alberto. ¡Muy bien, así que estás aquí acompañando a esta descarada zorra!
Alberto no se movió, y el bastón de doña Isabel golpeó fuertemente su cuerpo.
Doña Isabel golpeó una segunda y una tercera vez, María y Ana se asustaron demasiado.
De pronto, Francisco entró corriendo, agarrando a doña Isabel, -doña Isabel, por favor,
cálmese.
Alberto miraba a doña Isabel, -abuela, dime ¿que ha pasado? ¿Qué he hecho mal?
Doña Isabel, -¿Aún necesitas que te diga lo que hiciste mal, tú…
En ese momento Ana intervino, -doña Isabel, hablemos con tranquilidad, por favor no golpee a Alberto, él es tu nieto querido.
Doña Isabel miró de reojo a Ana, estoy hablando con mi nieto, ¿quién te dijo que hablaras? ¿ Esa es tu educación?
Ana intentó replicar, -yo…
Doña Isabel, inicialmente solo quería reprender a mi nieto, pero tú insistes en provocarme,
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Capitulo 494
así que hoy voy a enseñarte una lección en lugar de tu madre.
Doña Isabel levantó su bastón y golpeó con todas sus fuerzas a Ana.
Doña Isabel golpeó con fuerza, y Ana recibió un golpe sólido, gritando de dolor. -¡Ah! Doña Isabel, ¿por qué me golpeas? ¡No, me golpees más!
Doña Isabel no escuchaba, el bastón en su mano chía pesadamente sobre Ana mientras la reprendía con ferocidad. -¡Tú, mujer sin vergüenza! Raquel es tu hermana, y tú seduciendo a tu cuñado esto es algo deshonroso, jese es tu primer error! Todo el día quejándote de que te duele el corazón, aferrándote a Alberto como una garrapata, pero hasta ahora no has muerto, mientes con frecuencia, la mentira es tu naturaleza, jese es tu segundo error! Eres
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