Login via

El CEO se Entera de Mis Mentiras novel Chapter 504

Capítulo 504

Ana miraba a Raquel, -¿Raquel, has venido a verme?

Raquel no hizo caso a Ana, ella miraba a Alberto, jefe Alberto, tengo algo que decirte.

Alberto no esperaba que Raquel se acercara a él por iniciativa propia, él quería levantarse.

Pero Ana lo abrazaba fuertemente, impidiéndole irse, Alberto, no te vayas, me siento mal del corazón

Camila dijo enojada, -Ana, deja de actuar.

Ana seguía abrazando a Alberto, -Alberto, no te vayas, dijiste que me acompañarías, no quiero que te vayas.

Alberto frunció el ceño, -Ana, suéltame, volveré en un momento.

-No quiero, no te dejaré ir.

Ana miraba desafiante a Raquel.

Raquel tenía una mirada fría e imperturbable, miraba desde arriba a Ana, en sus ojos destellaba un ápice de burla, Ana, ¿eso es todo lo que puedes hacer?

Usurpar la identidad, robar el medallón, ya he visto suficiente a través de todos tus trucos.

Raquel miró a Ana como si mirara a un payaso, luego dijo con una risa fría, -Jefe Alberto, te esperaré afuera.

Dicho esto, Raquel se dio la vuelta y se fue.

Camila miraba a Alberto, —Alberto, mejor sal rápido, Raquelita tiene algo que decirte, si no vienes a escuchar, te arrepentirás toda tu vida!

Camila también se fue.

Alberto miró a Ana y dijo, -¡Ana, suéltame!

¡Ana, suéltame!

Habló con un tono muy firme, era una orden.

Ana inmediatamente soltó la mano, Alberto se levantó y se alejó con largas zancadas.

María miraba en la dirección en la que Alberto se había ido, con suspicacia dijo, -¿Qué querrá Raquel decirle al jefe Alberto?

Ana no sospechaba, -¿Qué puede decir? Ella no sabe que usurpé su identidad, tampoco tiene

Capitolo

2/2

pruebas de que yo soy la mente maestra detrás de todo, simplemente está enredando a Alberto para hacerlo vacilar.

Ana, celosa, apretaba los puños, -Raquel, ¿por qué tienes que existir en este mundo, por qué no desapareces!

Raquel regresó a la sala VIP del hospital, y pronto llegó Alberto.

Doña Isabel y Camila salieron conscientemente, dejando el espacio para ellos.

Alberto entró, Raquel estaba de espaldas, de pie frente a la ventana, su cabello negro largo, puro y suave, caía graciosamente, frío y delicado.

Raquel llevaba el uniforme de paciente, pero sobre él, una bata blanca que le daba un aire de fragilidad.

Alberto se acercó, ahora solo estaban ellos dos en la habitación, en completo silencio.

Comments

The readers' comments on the novel: El CEO se Entera de Mis Mentiras