Capítulo 526
1/2
Alberto siguió enviando mensajes, diciendo, -Raquelita, tengo muchas cosas que decirte, si no quieres verme, me quedaré aquí abajo, esperando hasta que decidas verme.
Raquel miró estos mensajes, guardó silencio por unos segundos y luego respondió: -Sube.
Ella le permitió subir.
Dos minutos después, el timbre de su apartamento sonó.
Raquel abrió la puerta principal del apartamento y vio a Alberto.
Alberto subió lo más rápido que pudo, emocionado dijo: -Raquelita, finalmente has accedido a verme, sabía que aceptarías.
Raquel se apartó: -Entra.
Alberto entró.
Los dos se pararon en la sala y Raquel preguntó: -Jefe Alberto, ¿necesitas algo de mí?
Llamándolo -jefe Alberto – ya había creado una distancia, alejándolo.
Alberto se acercó: -Raquelita, ¿podrías no ser tan fría conmigo? Todos estos años, no sabía que eras tú, siempre te estuve buscando.
Raquel asintió: -Lo sé, ya lo sé todo.
Alberto tomó sus hombros: -Raquelita, ¿me darías otra oportunidad? Hemos perdido tantos años, no quiero perderte de nuevo.
Raquel extendió su mano para empujarlo: -Alberto, ¡ya es tarde! De hecho, te di muchas oportunidades en mi corazón; te di una oportunidad cuando nos divorciamos, te di una oportunidad cuando Ana y yo fuimos secuestradas, te di una oportunidad cuando estaba en la mesa de operaciones perdiendo nuestro bebé, siempre esperé que llegaras, pero en cada momento en que te necesitaba, me empujaste fuertemente, siempre fue así, ya me acostumbré a una vida sin ti, ya no te necesito.
Alberto sintió que su corazón estaba siendo apretado por una mano grande, se estaba asfixiando: Raquelita, lo siento, lo siento mucho….
Sus disculpas se convirtieron en esta frase de arrepentimiento,
—Raquelita, una vez te prometí que te llevaría conmigo, que te daría un hogar.
Pero no cumplí mi palabra, te dejé sola en el campo, haciéndote esperar mucho, mucho tiempo.
-Cuando estuve en coma, viniste a mi lado, pero no pude reconocerte, incluso lastimé
Capítulo 526
continuamente por Ana, decepcionándote, Raquelita, lo sé todo.
2/2
Los ojos de Alberto se enrojecieron, cubiertos por una capa de lágrimas: -Raquelita, ahora que pienso en esto, mi corazón duele mucho, solo pensar en lo que pasaste sin mí a tu lado me hace sentir muy culpable, me estoy culpando a mí mismo, siento que no puedo ser perdonado.
-Es mi culpa, todo es mi culpa.
Raquel temblaba en sus ojos, sin decir una palabra.
-Pero Raquelita, solo… me equivoqué de persona, todos estos años, simplemente confundí a Ana contigo, equivocarme no fue mi intención, ¿puedes no culparme por todo?
Comments
The readers' comments on the novel: El CEO se Entera de Mis Mentiras