¡Advertencia!
Este capítulo entero contiene material 18.
No me hago responsable por las mentes traumadas.
Capítulo treinta y cinco
—No calientes cosas que no te vas a comer —habla con un tono de voz demandante y sonrió mordiendo su pulgar, llevo las manos por debajo de su camiseta y toco su abdomen esculpido de arriba a abajo.
¡Oh por la diosa!
¿Qué estoy haciendo?
»—Jex —advierte y bajo hasta tomar el tiro de su pantalón, de la nada soy alzada por los aires y enredo mis piernas a su cadera, llevo mis manos a su cabello y busco con desesperación mi droga natural.
Cada beso que nos damos es demandante y cargado de deseo, Elián aprieta mis piernas suavemente y sube sus grandes manos por dentro de su abrigo hasta meterlas dentro de mi camisa, arqueo la espalda con cada roce que da y me separo disfrutando de su tacto por mi piel.
No sé qué es esto que estoy sintiendo, pero es algo que no había sentido nunca y con él se intensifica mandando oleadas de calor por todo mi cuerpo.
Esto no está bien, pero tampoco se siente mal.
Sus labios húmedos y calientes bajan poco a poco por mi cuello hasta interceptar el lugar donde posiblemente ira su marca, siento sus colmillos rozar esa parte de forma juguetona y gimo bajito —Elián... —me quejo y escucho un sonido ronco salir de su interior.
Sus manos me atraen más a su cuerpo con fuerza y lame ligeramente en círculos el lugar de la marca, sube dejando besos por mi cuello pasando por mi mandíbula hasta llegar mis labios para atacarlos con ferocidad.
Si sigue así voy a terminar como todo lo que jure no ser con él.*
Necesito detener esto.
Fally...
Lo siento Jexi, pero en este momento ni yo puedo controlarme con Ameth, dicho esto, cambio y fuera, nos hablamos mañana.*
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