Login via

La Falsa Muerte de la Esposa novel Chapter 14

02:59 T

Capítulo 14

Valentín quizá había borrado de su memoria que, apenas un mes atrás, Esmeralda le había hecho una llamada con idéntica súplica. Aquel día, su voz temblaba al pedir ayuda con el mismo tono que ahora resonaba en su cabeza, pero entonces él solo había respondido con una furia que ardía como brasas.

-¿Para qué me molestas con algo tan insignificante? -había espetado, cortante.

-¿Inseguridad? Por favor, una ama de casa con hijos ya crecidos, ¿qué podrían querer de ti?

-Tengo una reunión importante. Arréglatelas sola.

Ahora, frente a otra voz, su actitud se había transformado por completo, como si el viento hubiera girado las velas de un barco a la deriva. Amar, al fin y al cabo, era una habilidad delicada, y si alguien carecía de ella, tal vez era porque el amor mismo le era ajeno.

Al volver de casa de Jazmín, el reloj marcaba las siete de la noche. Sobre la mesa reposaba una cena completa, aunque ya fría, preparada con esmero y, esta vez, sin rastro de cilantro. Valentín dejó escapar una risa cargada de sarcasmo, un eco que reverberó en el comedor silencioso. Sabía que las tretas de Esmeralda nunca duraban demasiado; bastaba con un leve gesto de desprecio para que ella regresara dócilmente a su lugar, cocinando para él como siempre.

-¿Eugenia, dónde está Esmeralda? —preguntó, alzando la voz-. ¿Qué, está enfurruñada y se encerró en su cuarto?

Seguro estaba molesta porque él no había llegado a tiempo para la cena. Con ese carácter suyo, ojalá tuviera siquiera un ápice de la suavidad que destilaba Jazmín.

Eugenia emergió desde su habitación, el desconcierto pintado en su rostro como una sombra pasajera.

-¿De qué habla, señor? Esmeraldadigo, la señora, no ha vuelto.

Valentín se detuvo en seco, girando la cabeza con un movimiento casi automático.

-¿Qué dijiste?

-Entonces, esta comida

-La preparé yo, señor -admitió Eugenia, bajando la mirada-. Quise decírselo cuando llamó al mediodía. Lo siento mucho, no sabía que el cilantro le disgustaba tanto.

Un nudo se apretó en el pecho de Valentín, un tirón que lo tomó desprevenido. Contuvo la rabia que pugnaba por salir.

-¿Fuiste quien llevó la comida a la oficina?

-Sí, señor. Como que anda con problemas de estómago, pensé que tal vez no estaba

1/3

Capítulo 14

comiendo a tiempo, así que preparé algo y se lo llevé.

-¡Maldita sea! -estalló Valentín, su respiración tornándose entrecortada por la furia.

¿No había sido Esmeralda quien lo envió? Había estado tan seguro de que ella regresaría arrastrándose, implorando su perdón. La había subestimado. Dos o tres días fuera de casa, y aún no daba señales de volver. Mientras ese pensamiento lo carcomía, inspiró con fuerza, solo para sentir un dolor punzante retorcerse en su estómago.

-¡Eugenia, tráeme mi medicina para el estómago ahora mismo!

-De acuerdo.

Tras tomar las pastillas, el dolor persistía, implacable, hasta que un sudor frío comenzó a perlar su frente. Se apoyó en la pared, avanzando a tientas hacia su habitación, mientras murmuraba con un gruñido de frustración:

-¿Qué clase de basura compraste que no sirve para nada?

Eugenia, inmóvil en el umbral, revisaba la botella con una mezcla de impotencia y nerviosismo. -Es lo que había en la farmacia, señor. Si no funciona, no qué más puedo hacer

A la mañana siguiente, Esmeralda despertó con el sonido de su teléfono. Era el mayordomo de

la familia Santana.

-La señora dijo que sus masajes fueron extraordinarios, rápidos y efectivos. Ayer se sentía agotada, pero hoy está como nueva. ¿Podría venir otra vez hoy?

Esmeralda se incorporó en la cama, dejando que la tormenta se asentara en su mente antes de responder con calma:

-Claro que .

Comments

The readers' comments on the novel: La Falsa Muerte de la Esposa