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La Falsa Muerte de la Esposa novel Chapter 143

Capítulo 143

-¿Dónde está mamá? -preguntó Pablo, con los ojos aún nublados por el sueño, buscando más allá de la figura tambaleante de Valentín en el umbral de la puerta.

Valentín apretó la mandíbula, una sombra de molestia cruzándole el rostro como un relámpago silencioso.

—Papá, dijiste que mamá volvería pronto insistió Pablo, la voz cargada de una exigencia

infantil.

En los últimos días, Valentín había dado instrucciones claras a Eugenia: mantener a Pablo en casa, lejos del jardín de niños. La muerte de Esmeralda ya era un rumor que serpenteaba entre los adultos, y temían que el pequeño, con su corazón aún tierno, se quebrara al enterarse por descuido. Hasta ese momento, Pablo vivía ajeno a la verdad, protegido por un velo de mentiras piadosas.

-¡Papá, dime algo! -exigió Pablo, su tono subiendo como el capricho de una tormenta.

Con un gesto brusco, lanzó al suelo el muñeco que reposaba sobre la mesa, sus cejas fruncidas en un nudo de frustración.

-Mami no ha vuelto para hacerme comida rica.

-Tampoco me ayuda con mis trabajos manuales.

-¡La odio! —gritó, dejando que las palabras rebotaran contra las paredes.

Cada queja, como un dardo mal lanzado, avivaba la hoguera que ya ardía en el pecho de Valentín, agotado por el peso de su propia pena.

-¡Cállate! -estalló de pronto, avanzando hacia Pablo con pasos torpes. Bajo el resplandor ámbar de la lámpara, sus ojos ardían con una furia que detuvo al niño en seco, paralizándolo como un ciervo ante el cazador-. ¿Dices que la odias? ¡Ella es tu madre! ¡Ya no tienes madre, Pablo!

Las palabras cayeron pesadas, suspendidas en el aire por un instante, mientras la mente de Pablo intentaba descifrarlas. ¿Por qué su papá estaba tan furioso? ¿Había dicho algo terrible? Después de todo, era cierto que su mamá no había regresado, que no había estado ahí para él. Pero, ¿qué significaba eso de que ya no tenía madre?

-Papá, ¿qué estás diciendo? -murmuró Pablo, mordiéndose el labio con incertidumbre.

-Tu mamá murió, Pablo. Esta vez, de verdad te dejó -respondió Valentín, la voz quebrándose como vidrio bajo el peso de la verdad.

Un silencio denso se apoderó del cuarto, roto solo por el eco de esas palabras. Pablo tardó en reaccionar, sus pensamientos girando como un carrusel desbocado. Fallecerla palabra le sonaba de algo. La maestra del jardín la había mencionado una vez: significaba que alguien se ba para siempre, que dejaba este mundo atrás. Entonces, su mamá¿se había ido para siempre?

Capítulo 143

-Entonces

Pablo alzó la vista, sus ojos grandes y brillantes clavados en Valentín-. ¿Ahora Jaz podría ser mi mamá?

Valentín contuvo el aliento, atónito. ¿Qué acababa de escuchar? Su madre apenas había partido, y el niño, en su inocencia brutal, ya imaginaba a otra mujer ocupando su lugar. ¡Era absurdo, intolerable!

-¡Paf!

La mano de Valentín cruzó el aire y se estrelló contra la mejilla de Pablo, temblando de una rabia visceral.

-¡Pablo, deja de decir idioteces! -rugió, su voz resonando con eco de trueno.

Siempre había sido un hombre de fuerza desmedida, y el alcohol que aún nublaba su juicio no hizo más que agravar el impacto. El golpe dejó a Pablo aturdido, su rostro enrojecido marcándose con la huella de la palma. Segundos después, un llanto desgarrador brotó de su garganta, un grito que parecía querer romper el mundo en pedazos.

El sonido ensordecedor solo avivó el tormento de Valentín, que ya sentía la cabeza a punto de estallar. Por instinto, su mano buscó el teléfono, deseando llamar a Esmeralda. Siempre había sido ella quien apagaba las tormentas de Pablo, quien tejía calma donde él solo encontraba caos. Y luego, cuando el llanto se prolongaba, él solía culparla, reprochándole que no sabía controlar a su hijo. Ahora, con un nudo en el alma, se preguntaba si esos reproches no habían sido también una forma de herirla.

-¡Llora, llora, siempre estás llorando! exclamó Valentín, presionándose las sienes mientras el dolor le martilleaba el cráneo.

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