Login via

La Falsa Muerte de la Esposa novel Chapter 148

Capítulo 148

De pronto, Manuel Galindo, postrado en la cama del hospital, sintió un cosquilleo en el alma y alzó la mirada hacia la puerta, como si un presentimiento lo llamara.

Esmeralda, al borde del umbral, estuvo a punto de cruzarse con esos ojos que tanto conocía. Con un sobresalto, retrocedió un paso, el corazón brincándole en el pecho.

-Eh-murmuró Manuel, débil pero insistente, mientras intentaba erguirse entre las sábanas arrugadas.

Su hija, con un gesto rápido, lo sujetó por los hombros.

-Papá, ¿qué haces? No te muevas así, por favor.

-¿Hay alguien ahí, en la puerta? -preguntó él, la voz temblorosa de ansiedad.

-No hay nadie, papá. Seguro fue una confusión. Tal vez alguna enfermera pasó por ahí revisando.

Manuel entreabrió los labios, dubitativo. ¿Se habría equivocado? Por un instante, juró haber visto a Esme, su Esme, en un destello fugaz.

Esmeralda, aún oculta tras el marco, sintió cómo la tristeza le apretaba la garganta. Decidió que lo mejor era marcharse por ahora. Ya volvería cuando las miradas curiosas dejaran de perseguirla. Al girar para escapar, su hombro chocó torpemente contra alguien.

Al reconocer a David, su compañero, el susto le robó el perdónque llevaba en la punta de la lengua. Sin mediar palabra, salió disparada, los pasos resonando en el pasillo.

David, desconcertado, se quedó mirando aquella figura que huía. Algo en esa silueta le resultaba inquietantemente familiar. Entró a la habitación con una canasta de frutas en las manos y la dejó con cuidado junto a la cama.

-¿Qué pasa, profesor? ¿Todo bien? -preguntó al ver a Manuel discutir con su hija.

-David, ¿viste a alguien afuera? -insistió Manuel, los ojos brillantes de esperanza.

-¿Afuera? -David frunció el ceño, recordando el encuentro fugaz-. , creo que una chica chocó conmigo y salió corriendo. Seguro se equivocó de cuarto.

-¿Equivocarse? -susurró Manuel, aunque una chispa de ilusión le iluminó el rostro.

El monitor cardíaco, con su pitido constante, reveló un leve acelerón en su pulso.

-¡Esme! ¡Esa era Esme!

exclamó con una certeza que le brotaba del alma.

-¿Qué dice, profesor? -David se acomodó a su lado, posando una mano reconfortante sobre su brazo-. cuánto la quería, pero Esme ya no está. Es un hecho. Cuando se recupere, podemos ir juntos a su tumba, ¿qué le parece?

-Sí, papá, no te agites así -intervino la hija, la voz cargada de ternura-. Esme no querría verte

18.50

Capitulo 148

sufrir desde donde esté.

Los ojos de Manuel se humedecieron otra vez, lágrimas silenciosas rodando por sus mejillas. Él sabía lo que había visto. Esa figura era Esme, sin duda alguna. Perosu muerte era un muro imposible de derribar. Incluso él, un hombre descreído, comenzaba a preguntarse si ella habría vuelto de algún modo, solo para despedirse.

Mientras tanto, Esmeralda, ajena a que la tomaban por un espectro, corría con el corazón desbocado. Al doblar una esquina, se dejó caer en un banco, el aliento entrecortado regresando poco a poco.

Esto estuvo cercademasiado cerca, pensó, llevándose una mano al pecho para calmarse.

Justo entonces, el murmullo de dos enfermeras la sacó de su ensimismamiento.

-¿Ya supiste? ¡Hay una actriz famosa en ginecología! -dijo una, con un tono entre sorprendido y juguetón.

-¿Quién? Oye, eso debería ser confidencial, ¿no? ¿Cómo te enteraste? -respondió la otra,

Comments

The readers' comments on the novel: La Falsa Muerte de la Esposa