Libro 2 | La vida fabulosa de Jay Capítulo: 24
Jay
Estaba tan feliz como un niño pequeño. Evan me había invitado a salir y justo delante de su madre. Por primera vez, no sentía que era el sucio pequeño secreto gay de algún hombre.
-Jay, cariño, ¿puedes dejar de ser Mary Poppins por un momento y pasarme esa maldita crema para café? -Mitzi me espetó.
-Vaya, perdona, Señorita Sunshine -repliqué con una sonrisa burlona.
Ella se quedó boquiabierta y exclamó:
-¡No soy como esa vaca! ¿Cómo te atreves a llamarme esa aspirante a reina? Yo soy una estrella, ella es solo una reina con pelucas baratas.
Aura Sunshine era una drag queen rival de Mitzi. Cuando ella se ponía insoportable, la llamaba “Señorita Sunshine” para hacerle notar que estaba actuando mal. Siempre
funcionaba.
-No, querida, eres mejor que Sunshine. Lo siento, solo estoy feliz -comenté, aún radiante.
-Sé que vas tras Waterloo, pero, querida, por favor respeta a los que aún no hemos encontrado nuestro Waterloo -declaró con dramatismo.
-Mitz, ¿qué pasa? ¡Pensé que estarías feliz de que Evan me invitara a salir, en público, y delante de su madre nada menos! -le pregunté, confundido.
-Jay, querido, lo estoy. Ay, solo necesito tener sexo, ha pasado tanto tiempo desde que tuve un joven semental -suspiró, apoyando la cabeza en una mano.
-Mitzi, ¿por qué no pruebas Grindr? Estoy seguro de que puedes encontrar un semental allí
sugeri con una carcajada.
–
-Psht, ese sitio es para jóvenes buscando un sugar daddy que los cuide. No soy su mamá, no los voy a mantener. Solo quiero un buen revolcón y luego que se vayan. Amigos con derechos, eso es todo, sin expectativas -se quejó, cruzando los brazos.
-Te quiero, Mitz, pero no puedo ayudarte con eso -solté entre risas.
-No te preocupes, de todos modos, no eres mi tipo. Me gusta un hombre con más carne. Mmm… un hombre bien musculoso -murmuró con picardía.
-Qué exigente -me burlé.
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-Pero en serio, cariño, estoy feliz de que tengas una cita con ese chico. Ya era hora de que fuera honesto consigo mismo añadió, esta vez con sinceridad.
-Solo estaba contento de que salgamos después de todo el asunto con Tristan -murmuré, más para mí que para ella.
-¡Ay, por favor, no digas ese nombre! Ese nombre no se menciona aquí -exclamó Mitzi dramáticamente, llevándose una mano al pecho.
-Claro, Mitz–respondí, alzando las manos en señal de rendición.
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Evan
Esa noche, había estado planeando mi primera cita con Jay. Más importante aún, era mi primera cita como hombre gay. No podía creer cómo abrirme a mis hermanos y a mi mamá me había hecho sentir más libre. Como si, por fin, pudiera ser quien realmente era.
Al aceptar que era gay y contárselo a mi familia, me estaba dando cuenta de que había otras cosas en mi vida, como ser el próximo CEO de Case Enterprises, que en realidad no deseaba. Mi papá me había estado preparando para reemplazarlo, pero no estaba seguro de quererlo. Cuando fuera a la escuela en septiembre, en Florida, quizás cambiaría de opinión, pero por
ahora, no quería esa responsabilidad.
Fui a casa de Jay para recogerlo. Sabía que era cursi, y la última vez que había recogido a una
cita, había sido una mujer. Así que decidí hacer lo que siempre hacía en una primera cita, pero
con algunas modificaciones.
Tenía una sola rosa roja para él. Cuando llegué, su compañera de cuarto, una drag queen,
abrió la puerta y me dejó entrar al condominio.
-Hmm, yendo con todo ahí, Romeo. Bonito detalle -comentó con una sonrisa burlona.
-Gracias -respondí.
-Soy Miss Mitzi Extraordinaire. La estrella de los sueños de todo hombre–se presentó con
dramatismo.
-Encantado de conocerte, señorita Extraordinaire -dije, divertido.
-Por favor, Mitzi está bien. “Miss Extraordinaire” me hace sonar como una solterona de
ochenta años–replicó con un gesto exagerado.
-Encantado de conocerte, Mitzi. Eres la compañera de cuarto de Jay y también diseñadora de algunas prendas en la boutique de mi madre, ¿correcto? -pregunté.
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Libro 21 La vida fabulosa de Jay…
-Laura es una joya, me encanta que me esté dando esta oportunidad de mostrar mi talento.
Para citar a la señora Dolly Parton: “Cuesta mucho verse tan barato, querida‘ -respondió con
una sonrisa pícara.
-Tendré que creerte -me reí.
-Déjame ir a buscar a nuestro Jay -anunció antes de desaparecer por el pasillo.
Jay apareció unos minutos después. Se veía increíble con unos pantalones blancos y una
camisa negra abotonada.
-Te ves muy guapo -le dije, presentándole la rosa.
-¿Me trajiste una rosa? -preguntó con sorpresa.
-Esto es una cita, ¿no? No sé cuál es el protocolo correcto, pero sentí que merecías una rosa
como mi cita -expliqué.
-No, está bien, solo que estoy sorprendido. Nunca me habían dado una rosa antes -dijo,
acercándola a su nariz para olerla.
-¿Vamos? -pregunté.
-Déjame poner esto en agua y luego nos vamos -respondió.
Fue a su cocina, sacó un pequeño florero de debajo del fregadero, colocó la rosa dentro,
añadió un poco de agua y luego lo llevó a la mesa de centro.
-Listo–anunció, volviendo junto a mí.
Bajamos hasta mi coche. Cuando llegamos, le abrí la puerta del lado del pasajero.
–
-No estabas bromeando cuando dijiste que ibas a ser un caballero en esta cita, ¿verdad? –
preguntó Jay, sonriendo mientras se quedaba de pie junto a mí.
-Jay, esta es nuestra primera cita, mereces un caballero para ella le dije.
Jay puso su mano en mi mejilla y sonrió.
-Gracias, aprecio esto -dijo y luego se metió en el coche.
Después de cerrar la puerta, me subí y nos llevé al hotel donde es el luau. Cuando llegamos, los ojos de Jay se abrieron mucho.
-¿Estamos aquí para el luau o conseguiste una habitación aquí? -preguntó.
-Para el luau, a menos que quieras una habitación -expresé.
-No, todavía no. Tal vez más tarde, veamos cómo van las cosas primero. ¿Por qué elegiste
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Libro 2 | La vida fabulosa de Jay…
este lugar? -Jay me preguntó.
-Bueno, quería que esta fuera una cita memorable. Además, sé que te molestó no poder ir a Disney conmigo. Así que decidí darte un poco de Disney. Sé que este no es el resort polinesio de Disney, pero esto es lo más cercano al polinesio de Disney que puedo conseguir aquí —dije.
-Entonces, ¿me estás diciendo que intentas darme un sabor de Disney? -cuestionó Jay.
-Sí, hasta que pueda llevarte al lugar real -respondí.
El valet vino a recoger el coche, tomé la bolsa de regalo que había comprado y le di las llaves. Jay ya había salido del coche antes de que pudiera abrir su puerta.
-¡Lo siento! No estoy acostumbrado a que alguien me abra la puerta -dijo Jay, dándose
cuenta de lo que iba a pasar.
-Está bien, Jay le dije, sonriendo.
-¿Qué es eso? -preguntó, viendo la bolsa de regalo en mi mano.
-Eso es para más tarde -contesté.
Caminamos hacia el vestíbulo y confirmé la reserva. Nos sentaron en una mesa redonda. Jay
miraba alrededor y podía notar que estaba emocionado.
-¡Oh, wow! Esto es justo como esas películas de Elvis en Hawái -dijo.
-¿Películas de Elvis en Hawái? ¿Hizo más de una? Conozco una llamada Blue Hawaii.
-Ok, te daré crédito por saber de una, pero en serio tienes que aprender sobre películas si
quieres salir conmigo. Elvis tiene tres películas en Hawái, Blue Hawaii, Girls! Girls! Girls! y
Paradise, Hawaiian Style -dijo Jay.
-Entonces, ¿quieres salir conmigo? -le pregunté.
Jay se sonrojó y dijo:
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