Sorprendiendo al Bully novel Chapter 124

Libro 2❘ La Vida Fabulosa de Jay: Capítulo 29

Evan

Esta mañana, mis hermanos, Austin y Adam, fueron al trabajo con mi padre. Después de que mi papá acomodó a Adam donde estaban los abogados corporativos, nos llevó a Austin y a mí a su oficina. Estábamos parados en su oficina cuando decidió darnos la habitual charla.

-Ambos saben que los puestos que van a tener en esta empresa son los más importantes que cualquiera puede tener aquí. Ustedes serán la cara de esta empresa -expresó mi padre.

-Papá, lo sabemos. Solo nos lo metes en la cabeza cada hora -replicó Austin.

-Austin, hablo en serio. No voy a mentir, estos puestos son estresantes. Necesito que entiendan lo importantes que son -insistió él.

-Papá, ¿estás seguro de que somos nosotros los que debemos asumir estos roles? ¿Y si no podemos con ello? -pregunté.

-Evan, Austin, tengo plena confianza en ambos -afirmó mi padre. Se volvió hacia Austin

primero y señaló-: Austin, tienes mucho del espíritu de tu madre en ti. Eres una persona ambiciosa y te encanta demostrar que la gente se equivoca. También sabes cómo ganarte a la gente.

Luego, mi papá se giró hacia mí y continuó:

-Evan, eres muy parecido a mí. Eres serio y haces las cosas. No te rindes, tienes un gran sentido para los negocios.

Se dirigió a su escritorio y se sentó.

-Chicos, miren, sé que ambos están siendo preparados para estos roles, al igual que yo fui preparado por mi padre para el puesto de CEO. Soy un hombre de negocios, pero también soy un padre. Una cosa que su madre me ayudó a darme cuenta es que, a veces, necesitas seguir tu corazón y luego hacer lo que se espera. Si hubiera hecho lo que se esperaba, ustedes dos nunca habrían nacido.

-Papá, ¿te estás poniendo nostálgico? -preguntó Austin.

Mi papá le sonrió y admitió:

-Supongo que sí. Me estoy poniendo sentimental, quiero que sepan que, si no sienten la confianza que yo tengo en ustedes, no tengan miedo de decírmelo. Quiero que tengan éxito en lo que deseen en la vida. No quiero que se sientan forzados a algo.

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Antes de que Austin o yo pudiéramos responderle, mi teléfono volvió a sonar en mi bolsillo. Lo había sentido antes, pero esta vez vibraba sin parar.

-Lo siento, papá, sigue sonando. Podría ser importante -me disculpé.

Él asintió con la cabeza y contesté la llamada. Era Jay. No me llamaría así si no fuera

importante.

-Cariño, ¿estás bien? -¡Mierda! Se me escapó, no quise decir “cariño” con mi papá sentado

allí escuchándome. Puso una cara cuando me oyó decir eso.

-Evan, gracias a Dios. Es Laura. Algo está mal, ha estado llorando y no sabemos qué está pasando–explicó Jay al otro lado del teléfono.

-Ok, dime exactamente qué pasó cuando ella comenzó a llorar -pedí.

-Mitzi y yo estábamos hablando con ella, y le preguntó a Mitzi cuándo esperaba tener algunos vestidos listos para el escaparate que planeamos para la vitrina de la tienda. Todo lo que Mitzi dijo fue que hoy era el 23, y tu mamá se alteró. Ella seguía diciendo “¿es el 23? ¿ Cómo pudo olvidarlo?“. Mitzi ha intentado que deje de llorar. Incluso estaba cantando

canciones de Madonna para ayudar, pero no funcionaba -soltó Jay sin parar.

-¡Oh, por Dios! Hoy es 23 de junio dije en voz alta.

Mi papá y Austin me miraron. Aparté el teléfono de mi oído y les informé:

-Mamá está perdiendo la cabeza, olvidó que hoy era el 23.

-¡Oh, por Dios! -exclamó Austin.

-¿Dónde está ella? -preguntó mi papá, levantándose de su escritorio.

-En la tienda -respondí.

-Ok, vamos–ordenó él.

-¿Qué está pasando? ¿Qué tiene de especial la fecha de hoy? -quiso saber Jay cuando le

dije que íbamos camino a buscar a mi mamá.

-Es el cumpleaños de mi hermana -le revelé.

-Espera, ¿hermana? ¿Qué hermana? -preguntó con desconcierto.

-Te lo explicaré cuando lleguemos -prometí.

Nos subimos al coche de papá. Me senté delante con él, mientras Austin ocupó el asiento trasero. En el camino a la boutique de mamá, mi papá me miró de reojo y preguntó:

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-¿Estás en una relación?

-Um… más o menos, es algo muy nuevo–respondí con cautela.

-Ya veo. Sabes, solo quiero que seas feliz, Evan -comentó mi papá con tono sincero.

-Ya lo sé, papá -asentí.

-Cuando creas que estás listo, espero que podamos conocer a quien estás saliendo -añadió

con una sonrisa.

-Espero poder presentártelo -dije, algo nervioso.

-¡Hey, papá! Um, olvidamos a Adam -intervino Austin de repente.

-¿Qué? -exclamó mi papá, mirando por el retrovisor.

-Adam, ya sabes, el menor. Lo dejamos en la oficina -aclaró Austin.

-¡Mierda! No le digan a su mamá sobre esto. Vamos a buscar a su mamá, y una vez que la llevemos a casa, Austin, puedes volver a recoger a Adam -decidió mi papá.

-¡Oh, chantaje! Qué bien, papá llevó a tres hijos al trabajo y volvió con dos -bromeó Austin,

riendo.

-Austin, serás esposo y padre algún día. La primera tontería que hagas, me voy a reír en tu

cara. ¡Ya verás, chico! -le advirtió mi papá.

Llegamos a la boutique y entramos. Allí estaba mi mamá, sentada en una silla, llorando.

-Cariño, todo está bien -susurró mi papá mientras se acercaba a ella.

-Olvidé qué día era hoy, Stephan, lo olvidé completamente -sollozó ella.

-Yo también olvidé que era el cumpleaños de Emily, cariño. No fuiste la única -murmuró mi

papá, abrazándola con ternura.

-¿Quién es Emily? -susurró Jay a Austin y a mí.

-Nuestra hermana -contestó Austin en voz muy baja.

-Hoy habría cumplido 20 años. Nació prematuramente y solo vivió unas pocas horas – expliqué con voz apagada.

-Oh, ya veo -dijo Jay, dándome una media sonrisa.

-Hoy es un día difícil para mi mamá. Usualmente hacemos algo juntos para celebrar a Emily,