Capítulo 16
Keira
Jamie y yo vimos un BMW rojo en la entrada de los Cases.
-Me pregunto de quién será el coche… -comencé a decir cuando Jamie soltó un gran
chillido.
-¡PRIMO! -exclamó Jamie y corrió hacia un hombre de piel oliva que salía del coche.
-¡Hola, prima! -dijo el hombre de piel oliva mientras abrazaba a Jamie.
-Keira, este es Jay, mi fabuloso primo y mejor amigo gay–dijo separándose del abrazo y
girando hacia mí.
-Encantada de conocerte, Jay -dije mientras lo miraba. Parecía tener alrededor de 1.75 metros, cuerpo atlético, pero se notaba que hacía ejercicio. Tenía el pelo castaño rasurado en los lados y en la parte de atrás, y lo llevaba peinado hacia arriba. Sus cejas parecían estar
depiladas con cera. Era muy guapo.
-Pronto seré tu mejor amigo gay también, Keira, preciosa -dijo mientras cogía las puntas de mi larga melena castaña y la balanceaba en sus manos, añadiendo-. Niña, voy a ser tu maldita hada madrina cuando transforme este pelo de calabaza marrón en un peinado brillante, elegante y sexy que todos querrán tener.
Me ruboricé ante sus palabras. Nunca había oído a nadie describir el pelo de una manera tan
colorida. Jay era definitivamente audaz con sus palabras.
-Vamos, princesas, muéstrenme dónde está mi habitación mágica para que pueda hacer mis
maravillas con las manos -dijo Jay.
-Oye, ¿ves mucho Disney? -le pregunté.
-Permíteme revelarte un secreto gay, Disney es una necesidad para un chico gay. Quiero
decir, ¿has visto a Gastón? ¡Hola! ¡Un caramelo animado!
Me reí con las palabras de Jay. Él sabía cómo hacerme sentir cómoda. Tenía una personalidad contagiosa.
Los tres entramos en la casa cuando Laura apareció para saludarnos.
-¡Caray, creo que la señora Marilyn Monroe renació en ti! ¡Estoy en la presencia de un clásico de Hollywood! Chicas, debemos apreciar este momento, una diosa está entre nosotros -dijo
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Capítulo 16
Jay mientras se acercaba a saludar a Laura.
-Eres encantador, me vas a caer bien -dijo Laura sonriendo ampliamente. Se rio y Jamie y
yo también.
-Solo digo las cosas como son, cariño. En serio, tienes un brillo clásico de Hollywood hermoso. Espero que tu esposo se dé cuenta de la joya que tiene -dijo Jay encogiéndose de
hombros.
-Me gusta pensar que sí -dijo Laura.
-Si no lo hace, entonces es un tonto. Una joya como tú debe ser adorada todas las noches
continuó Jay.
¡Guau! Jay parecía no tener filtros.
-Vale, Jay, deja de halagarla y muéstrale tu habitación mágica, como la llamaste -dijo
Jamie.
–
-Sí, tengo una casa de piscina completamente renovada y también es privada —dijo Laura-.
Síganme.
Nos dirigimos hacia la casa de la piscina, Laura abrió la puerta y nos invitó a entrar. ¡Guau!
Esta casa de la piscina era increíble.
Desde fuera, esperaba que por dentro fuera un cobertizo con una cama dentro. No esperaba que realmente pareciera una casa de verdad.
Había una pequeña zona de estar con un sofá y una televisión. Vi unas escaleras que
conducían a una especie de altillo con una cama. En frente del área de estar había una mesa
de comedor pequeña con sillas. En la parte de atrás, había una cocina americana y una
puerta.
-¿Qué hay detrás de esa puerta allí? -pregunté.
-Oh, ese es el baño -dijo Laura, luego añadió. No es muy grande, solo una ducha, un
inodoro y un lavabo. Hice que este lugar fuera remodelado como una de esas casitas que ves
en la televisión. Mis hijos mayores, Evan y Austin, suelen vivir aquí cuando están en casa.
Evan ya no tanto, más Austin -explicó Laura.
-¡Me encanta ese programa de casas pequeñas! ¿Así que eso significa que tienes muchos
espacios incorporados aquí? -Jay preguntó emocionado. Laura asintió con la cabeza-.
Cariño, las cosas que haría con espacios incorporados y las cosas que escondería en mis
espacios incorporados. -Jay se rio.
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Capítulo 16
-Oh, sé cómo esconder cosas. Mis hijos creen que no me doy cuenta -dijo Laura mientras
se giraba hacia el banco incorporado cerca de la ventana y quitaba la tapa. Jay miró dentro y
se rio.
-Oh, niños, ¿no saben que nunca se esconde alcohol en un banco de almacenamiento incorporado? Son unos novatos -dijo Jay, sacudiendo la cabeza.
-¡Exacto! Bueno, mis hijos no saben que esto no es alcohol de verdad le dijo Laura a Jay.
-¡No me digas! ¿Agua o té? -dijo Jay.
-Agua con color para el alcohol con color, agua para el transparente, quizás con vinagre
blanco y té para el ron —dijo Laura mientras alisaba sus pantalones.
-Amiga, tienes que poner una cámara aquí para ver las caras de tus hijos cuando prueben. –
Jay se rio y Laura solo le sonrió-. Oh, ¿dónde está? -Laura sonrió y señaló con la cabeza
hacia un reloj grande en la pared sobre la mesa del comedor.
-Sí, Adam piensa que no me doy cuenta de esta reserva, y piensa que su fiesta en la piscina
y esta casa serán “donde todo sucede“, o lo que sea que se diga ahora. Se llevará una sorpresa mañana -dijo Laura.
-¡No eres una princesa, eres mi nueva reina! -Jay se rio-. Bueno, mi reina, ¿tienes un
taburete escondido en uno de los espacios incorporados? Necesito algo un poco más alto
que esa silla del comedor -Jay preguntó a Laura.
-Voy a traer uno de la casa principal, vuelvo enseguida -dijo Laura y salió de la casa.
-Muy bien, mis queridas, hablemos ahora del pelo -dijo Jay, volviéndose hacia nosotras-.
Me encanta tu pelo castaño, pero en serio necesita un poco de cuidado, cariño. ¿Te lo cortas
regularmente?
Me encogí de hombros.
-Al menos dos veces al año, solo un corte de puntas. Me gusta mi pelo largo. El pelo corto
hace que mi cara se vea más redonda -le expliqué.
No quería admitir las pocas veces que me cortaron el pelo, el estilista lo cortaba corto
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