30
Sentía que su cuerpo dolía, estaba caliente, la dejaba sin aliento, era sofocante. Clara sentía que se estaba quemando de adentro hacia afuera. La sangre en su cuerpo palpitaba tanto que no sabía dónde empezaba o cuando terminaba. Podia sentir su corazón palpitar en su pecho haciendo que abriera su boca y soltara un gemido incómodo.
Algo frío se posó sobre su frente y la hizo estremecerse de alivio. Se removió un poco buscando estar más cerca de ello.
– Tranquila-escuchó una voz familiar pero que en ese momento no reconoció, estaba muy aturdida y su cabeza era un lio total.
En medio de su nebulosa abrió los ojos para solo poder divisar una mancha oscura que se movía de un lado a otro. Por un momento se imaginó a Dixon, pero su toque era demasiado
suave y delicado para ser él ¿verdad? Aquellos dedos se movían sobre ella como bloques fríos de hielo que refrescaban su cuerpo ardiente.
Sin embargo, no pudo pensar mucho sobre ello. Sus ojos se volvieron a cerrar y cayó en la total inconsciencia, para despertar de nuevo más tarde, pero esta vez estaba helada. Como si su cuerpo no pudiera regular su temperatura corporal. Temblaba, sus dientes castañeaban, necesita aferrarse a algo que le diera calor. -Estoy aqui- ahora era otra voz que también le resultó familiar. Solo que no era la misma de antes.
Abrió los ojos con dificultad. Estaba oscuro ahora, apenas una leve luz hacía resplandecer algo dorado proveniente de aquel macho que la estaba envolviendo entre sus brazos y la atraía a su pecho. El calor que pronto la envolvió fue realmente reconfortante y dado que no tenía nada de fuerza como para poder luchar cerró los ojos. Ahora fue más fácil dormir sin temblar o sintiendo que se derretia. Y asi estuvo durmiendo hasta que ya no pudo hacerlo más y las voces a su alrededor comenzaron a taladrar su cabeza. A diferencia de antes, la fuerza de su cuerpo era palpitante, como si fuera mucho más fuerte, como si no tuviera miedo, y cuando abrió sus orbes estos se tiñeron de un color rojizo y una leve sonrisa se dibujó en sus labios. Por la iluminación supo que era de día, y esta vez… había sido mucho más fácil salir, mas no era momento de hacerlo. Dejarse ver como era realmente era una carta bajo la manga que tenía, por lo que dejó que la otra Clara saliera, aunque esta preferia quedarse en una esquina que estar entre aquello tres machos que ahora se encontraban discutiendo en medio de la habitación.
Los orbes de Clara se clarearon hasta volverse azules y lentamente se sentó en la cama. No supo por qué, pero no temblaba de miedo ante la presencia de ellos como veces anteriores y sentia la conexión entre ellos mucho más fuerte. No recordaba que había ocurrido pero el sabor metálico de sangre aún estaba pegado a su paladar. Acaso… – Clara – escuchó su nombre proveniente de los dos lobos que eran sus mates que dejaron su acalorada discusión para enfocarse en ella.
Sin embargo, y aunque ella ahora no sentía el mismo miedo ella retrocedió hasta pegar su espalda a la pared poniendo distancia entre ellos. Negaba con su cabeza para después bajarla en surmisión. Pudo escuchar a ellos chasquear la lengua, seguro de frustración
Alla, Elliani Will que Kababa de entrar a la habitación presenció la escena se acercó a ellos.
De alguna forma ellos habían cedido a que fuera el mediador de todo aquello, después de todo, la loba parecía reaccionar con él. El beta se detuvo entre ellos delante de la cama.
-Clara- ella alzó levemente la cabeza para mirarlo entre el cabello- Es bueno que hayas despertado. Llevas tres días inconsciente, tuviste una fiebre muy fuerte que no bajaba.
– Yo ayudé a que bajara – Ethan lo interrumpió de pronto. – Yo también-Dixon cruzó los brazos sobre su pecho. La discusión entre ellos la cual no acababan de llegar a un acuerdo quedó en segundo plano. Durante esos tres dias solo habían podido ver a su loba acostada en la cama casi sin moverse, pálida como una hoja y con una temperatura corporal incluso preocupante para su especie. Realmente habían pensado que la perderían de nuevo y eso casi los había enloquecido. Su mate era después de todo la estabilidad de un macho y más de ellos dos.
Clara aun en la misma posición, lentamente dejó ver su rostro y repasó uno a uno de los lobos demorándose más tiempo en su mate.
– Pero después me amarrarán y me forzarán a tener sexo con ustedes-su voz temblaba ligeramente- ya lo hicieron antes- se abrazó más sus piernas que pegaba a su pecho.
Los dos gemelos se miraron y apretaron sus puños hasta que dolieron. De la forma en que ella lo decía parecia que ellos eran unas bestias y discutir con ella seria en vano, no parecía querer escuchar excusas, ya las habían dicho y ella no los había escuchado. En resumen, estaban dando vueltas en círculo, y en el medio Will que realmente no debía meterse en esa situación, aunque si no lo hacía no terminaría bien.
Se levantó y se giró hacia los dos hermanos.
Será mejor que hablen con ella de una forma pausada- les habló tanto como beta como un lobo mayor que ellos dos. Después miró a la loba por encima del hombro y se encamino hacia la puerta cuando esta fue tocada.
Al abrirla había uno de los lobos que custodiaba la entrada a la casa del alfa.
-¿Qué ocurre?
-Beta, alfa, el padre de su Luna… la está buscando.
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