Capítulo 171
Raquel tomó la prenda en sus manos, mirando a Alberto y Ana con una brillante sonrisa. Presidente Alberto, Ana, les agradezco mucho.
Ana, furiosa, exclamó: -¡Tú!
Raquel no prestó atención a Ana. Se dio la vuelta y caminó con elegancia.
Ana, llena de rabia, pensó: ¡Me va a dar un infarto!
Ramón, riendo, comentó: -Entonces, lo que Raquelita quería decir con “asistencia” era Ana.
Alberto preguntó: -¿Qué asistencia?
-Pues, justo ahora tú y Raquelita estaban muy parejos, pero Raquelita dijo que Ana tiene problemas del corazón. Aunque tú seas un buen conductor, no podrías llevar a Ana, ella seguramente ayudaría a Raquelita.
¿Dijo eso ella?
Alberto miró hacia la figura de Raquel que se alejaba, esbozando una ligera sonrisa.
Ramón empujó a Alberto con su hombro y dijo: —Es bastante interesante, ¿verdad?
Alberto levantó una ceja con su aire elegante, pero no dijo nada.
Ana, completamente ignorada, pensó: ¿Acaso me ven como si fuera invisible?
Raquel y Ramón entraron en la Suite Sol y Mar, con vista al mar, mientras Ana y Alberto se dirigieron a la Habitación Estrella del Norte, también con vista al mar.
Laura y Elena también llegaron. El lugar es famoso por sus aguas termales, y muchas personas vienen a disfrutar de ellas por la noche.
Laura tomó de la mano a Raquel. -Raquelita, vamos, vamos a comprar bikinis.
Ambas llegaron al mostrador de bikinis, donde había una variedad tan impresionante que era
difícil decidirse.
Laura, emocionada, dijo: -Raquelita, jcon tu figura, tenemos que elegir un bikini bonito para que luzcas tu cuerpo!
Tan pronto como terminó de hablar, la voz irónica de Elena se escuchó: -La fea siempre será fea, ¿y todavía se atreve a compararse con un cisne blanco?
Ana y Elena también llegaron.
Poco después, los dos caballeros, Alberto y Ramón, se unieron a ellos.
Ramón se acercó a Raquel. -Raquelita, ¿de qué estaban hablando?
Elena, con sarcasmo, comentó: -Raquel estaba intentando encontrar un buen bikini, queriendo mostrar su figura delante de ustedes, chicos.
Raquel vaciló por un momento.
Laura intentó hablar, pero Raquel la detuvo con una señal.
Elena continuó: –Anita es la primera bailarina de ballet, su figura es de lo mejor. Algunos, que incluso tratan de copiar cómo se viste, jdeberían quedarse en casa y no salir a hacer el ridículo!
Raquel recordó que Ana también había dicho algo similar sobre ella, que la copiaba en cuanto a
ropa.
Raquel no se enojó en absoluto. En ese momento, notó que una mirada se posaba sobre ella: Alberto la observaba.
Él la miró de arriba a abajo, recorriéndola con la vista.
Raquel desvió la mirada. Seguro piensa que mi figura no es tan buena como la de Ana.
Ramón frunció el ceño, reprendiendo a Elena: -¿Por qué hablas de esa manera?
Al escuchar la reprimenda de la persona que le gustaba, Elena se sonrojó, diciendo: -Ramón,
yo…
Raquel intervino, interrumpiendo: -Está bien, Ramón, Laura, vamos a escoger el bikini.
Raquel observó alrededor y fijó su mirada en un bikini rosa. -Vendedor, quiero ese.
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