Capítulo 228
Él no respondió, ni dijo cuál prefería. Simplemente tomó una botella de vino y la vació de un
solo trago.
Nahia estaba furiosa. Esa pequeña encantadora no sabía de dónde había salido, pero en cuanto apareció, todos la olvidaron a ella, como si se hubiera convertido en aire.
Había estado tanto tiempo siendo una gran estrella, acostumbrada a que la rodearan y la adoraran, y ahora esa pequeña encantadora parecía haberla regresado a su estado original.
A Nahia no le gustaba nada esa sensación.
Rápidamente se sentó nuevamente al lado de Alberto. -Presidente Alberto, yo…
Antes de que pudiera terminar, Alberto dejó la botella vacía sobre la mesa y se levantó,
marchándose.
Se fue.
La dejó sola allí.
-¿Por qué se fue el Presidente Alberto? Señor Carlos, quiero agregar a esa pequeña encantadora en WhatsApp.
-Ya basta, no la agregues. Esa pequeña encantadora ya fue vista por el Presidente Alberto.
-¿Cómo lo sabes?
-¿No viste los pantalones del Presidente Alberto? Era tan evidente… Esa pequeña encantadora logró hacer que el Presidente Alberto tuviera una reacción fisiológica. Nuestro Presidente Alberto es un hombre muy importante y poderoso, ¿y crees que la pequeña encantadora no va a sentirse atraída por él, y va a preferirte a ti?
¿Qué?
¿El presidente Alberto tuvo una reacción fisiológica?
Los ojos de Nahia se llenaron de celos, como si estuvieran a punto de lanzar llamas. En su mente, Alberto era el tipo de persona distante, fría hasta los huesos, una flor en lo alto de la montaña, ajeno a las mujeres.
Él siempre había sido muy frío con ella.
Pero esa mujer había logrado algo que ella jamás había conseguido: hacer que él tuviera una reacción fisiológica.
¿Por qué?
Capitulo 228
Acababa de lidiar con Raquel, ¿y ahora aparece otra pequeña encantadora?
¿Quién era realmente esa mujer?
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Alberto salió a tomar aire. Luego sacó su teléfono del bolsillo y envió un mensaje a Raquel por
WhatsApp.
-Cámbiate de ropa, sal de ahí.
Ding.
La respuesta de Raquel llegó rápidamente: -Claro, Presidente Alberto, enseguida voy.
Alberto sonrió con sarcasmo, sus labios delgados curvándose en una ligera sonrisa. Ahora sí
que estaba obedeciendo.
Felicidades, había logrado su objetivo.
En ese momento, dos hijos de papá borrachos se acercaron, hablando entre ellos. -Esa pequeña encantadora es una verdadera tentación, me está volviendo loco. Esta noche la vamos a traer para divertirnos, y mañana, cuando se levante, sus piernas estarán tan débiles que no podrá ni caminar.
-¿Estás seguro de que está en el vestuario de adelante?
-Por supuesto, vamos, esta noche tendremos suerte.
Esos dos estaban pensando en Raquel.
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