Capítulo 509
Él definitivamente sabía lo que ella quería decir, y aún así tuvo el descaro de decir que no solo había llevado a una chica.
Héctor no se movió, el puño de Camila le golpeó directamente en el pecho.
¡Qué duro!
Camila sintió dolor en su mano, la retiró adolorida y dijo enojada, -¿Qué comes para crecer así de duro? Me duele la mano.
Héctor miró su pequeña mano, que efectivamente se había enrojecido.
Héctor curvó levemente los labios, -¿Por qué me golpeaste?
Camila lo miró furiosa, —¿Tú qué crees?
Héctor respondió, —No lo sé.
Camila dijo, —Estás fingiendo, ¿verdad? Dime, ¿a qué chicas has llevado?
Héctor la miró, -A mi madre, y a mi hermana.
Camila se estremeció, su pequeño rostro se enrojeció instantáneamente, pensó que se trataba de otras chicas, pero resultaron ser su madre y su hermana.
Camila se sintió ridícula consigo misma.
Héctor la observó quedarse pasmada, su confusión era adorable, sonrió curvando los labios.
Camila pisoteó, -¿De qué te ríes? ¿Estás burlándote de mí?
Héctor respondió, -Yo no me estaba riendo.
Camila se puso de puntillas, su cuerpo suave y fragante se lanzó hacia él, levantó ambas manos y agarró las esquinas de sus labios, -Lo vi, estabas sonriendo así con la boca abierta.
Cuando ella se lanzó hacia él, Héctor retrocedió un paso, su espalda recta se apoyó directamente en la pared, como si Camila lo hubiera presionado allí.
Ahora ella tenía ambas manos en su cara, moviéndolas, mientras sus ojos llorosos se acercaban para mirarlo, lucía muy adorable.
Héctor apartó la vista.
En ese momento, Camila notó la herida en su cuello, -¿Qué te pasó aquí?
Capitulo 509
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Héctor llevaba una camiseta, la herida estaba en su clavícula, y no se notaba a menos que se mirara de cerca.
Camila apartó su cuello, vio una herida roja.
Ella estaba muy cerca, su respiración cálida y suave rociaba la herida, Héctor no sentía dolor, pero sí un cosquilleo, y quiso empujarla, -Es una pequeña herida, no es nada.
Camila sabía que esa herida se la había hecho luchando con los secuestradores, pero él no lo mencionó.
Esta vez, cuando Raquel tuvo un problema, ella le llamó y él acudió de inmediato, rescató a Raquel y se quedó en silencio en el hospital, esperando que se resolvieran las cosas.
Camila se sintió reconfortada, se puso de puntillas y besó su herida.
Héctor se tensó.
La herida estaba en su clavícula, que era muy fina y bonita, y Camila le dio un suave beso.
La palma de Héctor tocó la frente blanca de la chica, empujándola suavemente hacia fuera, Camila, ¿qué haces?
Camila levantó la vista hacia él, se puso aún más de puntillas y besó sus delgados labios.
Héctor se quedó paralizado.
Viendo que él no resistía, Camila levantó ambas manos y enganchó su cuello, profundizando el beso.
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