Camila estaba parada de vitio, mitando fijansene e a Héctor,
Héctor se tenso
Melis siguió la mirada de Héctor y también vin a Camilator, quién es la
Héctor guardó silencio.
Camila se dio la vuelta y se marché.
Descaba abandonar aquel lugar; no le agradaba y provocaba una sensación de asfixia
Quizá se fue demasiado deprisa y se topó de frente con un tipo en el camino
Camila se disculpó con rapidez: -Lo siento, no fue mi intención
Aquel tipo murmuró entre maldiciones: -De poco sirve un lo siento, carajo! Hoy mucho dinero y tú vienes a ofenderme…
ne perdido
En ese momento, al ver el rostro de Camila, el hombre se detuvo, cautivado por su expresión clara y luminosa.
Examinó a Camila de arriba abajo: -No esperaba que fueras tan hermosa.
Ella venía del colegio, vestida con un suéter blanco y una falda plisada, cubierta por un abrigo de plumas blanco. Llevaba el cabello negro recogido en una alta cola de caballo. Su apariencia pura desentonaba en aquel lugar, destacando de manera excepcional.
La mirada lasciva del hombre la incomodó profundamente, y ella frunció el ceño: -Ya me he
disculpado.
Quería irse.
Pero el hombre de mediana edad bloqueó su camino: -Hermosa, ¿a dónde vas? Ven conmigo a
divertirte un rato.
Camila se enfureció: -Quítate, no obstruyas el paso, ¡quiero ir a casa!
El hombre de mediana edad rio: -Hermosa, ¿a casa de quién? ¿A la mía? Yo puedo ofrecerte
un hogar.
Desagradable.
Camila se giró para escapar.
Sin embargo, el hombre extendió su mano y agarró el delgado brazo de Camila: -Hermosa, no te vayas, quédate a jugar conmigo.
-¡Suéltame! Si no lo haces, llamaré a alguien.
Capituls 573
-Adelante, llama. Cuanto más grites, más me excitas.
El hombre de mediana edad atrajo a Camila hacia su pecho.
Cuando Camila intentó gritar, una mano grande y firme apareció de repente, agarró la muñeca del hombre y le arrancó la mano de Camila.
-¿Quién? ¡Quién se atreve a estropear mi diversion!
El hombre de mediana edad maldijo al levantar la vista y ver a Héctor.
Héctor había llegado.
El hombre de mediana edad pareció confundido: –Héctor.
Héctor, con sus rasgos atractivos y decididos, preguntó con severidad: ¿Qué estás haciendo aquí?
El hombre de mediana edad sonrió con incomodidad: -Héctor, solo estaba jugando con ella.
Héctor, impasible y con una aura gélida, replicó: Ella no quiere, ¿no lo oíste?
El hombre de mediana edad se resistió: -Héctor, suéltame, no me meteré más con ella.
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